Por Viviane Vergueiro
En la última semana, en el 18 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la finalización de la revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades - CIE-11. En esta nueva edición de la CIE, las categorías relacionadas con las personas trans ya no figuran entre los trastornos mentales y se han introducido dos nuevas categorías relacionadas con las personas trans: Incongruencia de género en la adolescencia y adultez e Incongruencia de género en la infancia. Ambas nuevas categorías se han incluido en un nuevo capítulo de la CIE, el Capítulo 17 sobre Condiciones relacionadas con la Salud Sexual.
Como ya se ha mencionado en la la Declaraciones realizadas junto a organizaciones (GATE, OTD, TGEU, etc) este anuncio "no marca el final del proceso de la despatologización de las identidades de género", sino la continuidad de las luchas por despatologizar a las personas trans y travestis en sus relaciones con los sistemas de salud e instituciones de diferentes contextos locales.
Es así que, como una estrategia para contribuir con ese proceso, desde AKAHATÁ implementamos un proyecto consistente en el desarrollo de procesos pedagógicos a partir de los cuales buscamos que activistas trans, travestis, no binaries y de géneros inconformes podamos dialogar, aprender y avanzar con las demandas políticas por la despatologización trans a niveles locales.
En los años de 2017 y 2018, realizamos 2 talleres con activistas trans, travestis, no binaries y de géneros inconformes de diferentes países latinoamericanos para conversar sobre el tema. Fueron encuentros que han posibilitado prepararnos,como activistas y colectivos, para las oportunidades y desafíos que la nueva CIE nos trae, tomando en cuenta las condiciones de acceso a la salud y a la documentación oficial que reconozca nuestras identidades de género autopercibidas, entre otras cuestiones.
Acá compartimos un video que hicimos a partir del segundo encuentro, en marzo de 2018. Allí recuperamos un poco de las inquietudes, desafíos y posibilidades relacionadas a la despatologización trans sobre la que hemos debatido. Esperamos, así, desarrollar estrategias efectivas para enfrentar las novedades de la CIE-11 _ que, si bien retira a las personas trans de una clasificación de trastorno mental, mantiene el lenguaje de “incongruencia” _ y lograr implicaciones positivas y alentadoras tanto para las comunidades trans, travestis, no binaries y de géneros inconformes, como para las diversas vivencias de género, particularmente en los contextos latinoamericanos.