Esta vez, fue Puembo, a pocos kilómetros de Quito, Ecuador el escenario elegido para desarrollar entre el 1 y el 3 de septiembre el Taller de Seguridad y Autocuidado para activistas LGTBI.
Entre lxs compañerxs de Mujeres al Borde, Sentimos Diverso, Akahatá, y todas las personas participantes pudimos generar un espacio de confianza en el que se conjugaron las perspectivas sobre los diferentes contextos y trayectorias de activismo con la reflexión colectiva, poderosa para la construcción del conocimiento.
El primer día trabajamos en la concepción de la violencia como herramienta de poder que se manifiesta a través del miedo y cuyo correlato es la dominación. Entender las lógicas de la violencia y la dominación es el comienzo ineludible para poder pensar en nuestra seguridad y autocuidado.
¿Dónde encarnan las violencias? En este taller comenzamos por definir al cuerpo como primer territorio, lo que hace posible visibilizar las violencias recibidas y a partir de ahí ubicarnos en nuestras casas, en nuestros barrios, en nuestras ciudades.
Son múltiples lxs actores que participan de una u otra manera en el escenario de la violencia y trabajar el concepto de seguridad requiere visibilizar formatos y mensajes, a veces explícitos _a veces sutiles_ imbricados en el núcleo de la misma. Uno de los campos inagotables la violencia, son los medios de comunicación. En ese sentido, a partir de la lectura de los titulares de los medios gráficos de la región analizamos las formas mediáticas de persecución a activistas de derechos humanos, independientemente del signo político de los gobiernos. El escenario no es más benevolente con activistas de las disidencias sexuales y de género.
La seguridad es protección. La protección es, entre otras cosas, autocuidado. Las organizaciones participantes del taller pudieron evaluar los episodios de agresiones y amenazas a las que se enfrentaron y los recursos y acciones a las que apelaron. Las vivencias van desde la agresión física hasta la vulneración y hackeo de redes sociales y cuentas de correo, como parte de las manifestaciones que atentan contra los derechos de las personas.
Entonces surge el interrogante ¿Quién le teme al avance de los derechos LGTBI? ¿Cuáles son los intereses detrás de todo eso? Sabemos que nuestro movimiento es también una corriente de resistencia. La resistencia exige fortaleza. La fortaleza requiere de saberes y prácticas colectivas que a su vez refuerzan la autonomía. Es en ese sentido es que el aprendizaje del autocuidado resulta fundamental como apuesta personal y como opción política para el sostenimiento de nuestra lucha.
¿Cómo podemos resistir si no podemos cuidarnos? Estos fueron algunos de los interrogantes que nos guiaron en la reflexión y trabajo sobre la salud, la tarea del activismo y su tiempo, las condiciones y formas de construir solidaridades. Así fue como además le pusimos nombre a este taller: “Placer y gozo. Estrategias de autocuidado para activistas disidentes sexuales y de género en Ecuador”.
Fueron tres días intensos para seguir caminando con más fuerza.
Gracias a todxs quienes le pusieron apertura, inteligencia y alegría a este proceso.
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