
"La cultura costarricense muestra aún un fuerte sesgo machista y patriarcal que se manifiesta en actos violentos contra mujeres y personas de la diversidad sexual, en particular, hacia mujeres trans" reza en sus primeros párrafos el documento sobre la Situación de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) de las personas trans en Costa Rica.
Este informe fue elaborado por las organizaciones Transvida, REDLACTRANS, Akahatá y la Heartland Alliance for Human Needs & Human Rights, con el objeto de asistir al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su 57° sesión (7 al 11 de marzo 2016) en la elaboración de la Lista de Temas para la revisión de la implementación del Pacto Internacional de DESC por parte del Estado costarricense.
El listado de temas sugeridos se inicia con el derecho a la educación, que si bien está garantizado en la cosntitución, el sistema educativo de Costa Rica no es ajeno a la política de violencia y discriminación que el documento denuncia y cuyos testimonios han sido sistematizados por TRANSVIDA y REDLACTRANS.
La ausencia de un marco legal que reconozca el derecho a la identidad de género es la primera barrera que se identifica al nivel del Estado para el acceso a los derechos humanos básicos como educación, trabajo, salud y vivienda entre otros. Tampoco existe en Costa Rica una norma que contra la discriminación basada en la identidad de género, o contra crímenes de odio, o que al menos proteja a lxs niñxs y adolescentxs que, en las aulas, padecen diriamente acoso y hostigamiento machista por parte de quienes se encuentran a cargo de su educación.
Negarse a llamar a lxs niñxs por su nombre elegido, juzgar su expresión y/o identidad de género, discriminar su vestimenta y apariencia son habituales maltratos y vejaciones que docentes y directorxs de escuelas imparten a aquellxs niñxs que no se ajustan a las normas culturales patriarcales sobre el binomio femenino/masculino. Las que mayores maltrato y exclusión exprimentan, son las mujeres trans. Así lo ejemplican los testimonios recogidos. Estos casos exhiben la pobreza de formación en derechos humanos de docentes y directivos, así como una notable ignorancia y sensibilidad acerca de las problemáticas que enfrenta la comunidad trans de Costa Rica. Por otra parte, la educación sexual no sólo es un contenido opcional dentro de la currícula educativa sino que enfrenta una poderosa oposición por parte de las familias y grupos fundamentalistas religiosos.
El panorama se agrava además por la falta de políticas para garantizar el acceso a la salud de las personas trans ya que no hay ninguna iniciativa o programa que pueda dar respuestas a las demandas de la comunidad, así como no existe un dispositivo de capacitación y formación para los equipos de salud en relación a los derechos humanos, la identidad de género y las sexualidades. Esto contribuye a aumentar los niveles de exclusión, violencia y estigma sobre la población trans en general y las mujeres trans en particular.
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