
Diez años atrás, en estas mismas semanas que van de octubre a noviembre, muchxs de quienes hoy formamos Akahatá coordinamos el primer Instituto de Formación para Activistas Trans e Intersex de América Latina que se hizo en Córdoba. En ese momento éramos parte de una organización internacional (IGLHRC) y pensamos ese Instituto como un espacio en el que lxs activistas que estaban surgiendo en muchos países de la región y lxs que ya eran líderes pudieran encontrarse.
Diana Sacayán fue una de las participantes y muchxs de nosotrxs la conocimos allí. Fue una «alumna» brillante y rebelde, con las marcas de la marginalidad impuesta y de la valentía elegida a flor de piel y de palabras.
En estos diez años que pasaron, Diana se convirtió en maestra. Y el mundo que la rodeaba fue cambiando, en algunos sentidos, de manera impactante.
Diez años atrás, en el informe de aquel Instituto, explicábamos por qué las personas trans e intersex y sus temáticas eran prioritarixs para nosotrxs. Muchxs de las cosas que dijimos entonces ya no son ciertas, al menos para las personas trans en Argentina, gracias a una lucha en la que Diana jugó un rol preponderante durante todos estos años.
Son de ellas y de ellos los cuerpos asesinados sin que nadie se moleste en averiguar quién lo hizo, decíamos en aquel tiempo sin @ ni x que nos ayudaran a escapar de los binarios. El cuerpo asesinado de Diana hoy nos duele a todxs, pero al mismo tiempo sabemos que se están haciendo todos los esfuerzos necesarios para esclarecer este crimen. Todavía es muy pronto para evaluar esos esfuerzos pero sabemos que hay muchas personas que se están molestando, intensamente, por averiguar quién lo hizo, entre ellas la Presidenta Cristina Fernández que exigió el esclarecimiento del crimen de Diana al hablar por cadena nacional hoy, martes 14 de octubre de 2015.
Es a ellas y a ellos a quienes todas las policías de la región, día tras día, noche tras noche, detienen, extorsionan, violentan, decíamos. Diez años son demasiado pocos para que las policías cambien. Hace solo dos meses, Diana y cuatro compañeras suyas fueron golpeadas y detenidas arbitrariamente por agentes de la Policía Metropolitana (de la ciudad de Buenos Aires), a quienes habían recurrido para denunciar una agresión transfóbica en la vía pública. Lo que sí cambió fue que muchos medios recogieron la versión de Diana y sus compañeras, y que ellas no sufrieron en silencio sino que presentaron una denuncia penal contra los agresores. Empoderamiento, saberse sujetas de derechos, quererse y respetarse se llama eso - y ese sí que es un cambio que ninguna policía puede atacar.
Son ellas y ellos quienes - salvo excepciones - difícilmente accedan a la escuela, al trabajo formal, a la vivienda digna, decíamos. Diez años después Diana - que terminó la escuela primaria, trabajaba en una repartición estatal y alquilaba un departamento en un barrio de clase media de Buenos Aires - no es una excepción sino una bienvenida regla. Y a su lucha le debemos una de las leyes más nobles de estos últimos tiempos, la del Cupo Laboral para Personas Trans en la provincia de Buenos Aires que les reserva un 1% de los empleos estatales en la provincia.
Son ellas y ellos a quienes se les niega el derecho a decidir sobre sus cuerpos y sus identidades. Son ellas y ellos quienes - como nadie más - tienen que optar entre un documento de identidad que les garantice la ciudadanía o la posibilidad de preservar su cuerpo de tal manera que puedan sentir placer y procrear, decíamos. Gracias a la lucha de Diana y de sus compañerxs, ya no son necesarias estas elecciones. Diana vivió y murió siendo Diana, sin haber tenido que mutilar su cuerpo para lograrlo. Vivió y murió ciudadana, con un documento de identidad que la reflejaba sin violentarla, y lo recibió de manos de la Presidenta, con quien se rió fuera de todo protocolo en esa ceremonia. Como decía esta mañana en un entrevista su amiga y compañera de luchas Lohana Berkins, va a ser enterrada con su nombre, no como NN, y quienes quieran llevarle flores sabrán dónde encontrarla. En cuanto a los placeres sabemos - deseamos, imaginamos - que no le fueron ajenos.
Como pidió Diana en ese hermoso escrito suyo que está circulando tanto en estos días y que es el mejor bálsamo para el desasosiego, la estamos despidiendo con colores en el recuerdo de su rebeldía y con montañas de flores - todos los abrazos que le dimos y los que no llegamos a darle. Como ella lo pidió, brindamos con ella esta noche y compartimos "abundante comida" ... algunxs de nosotrxs con algo de culpa: lxs abstemixs y vegetarianxs, pero sabemos que ella, desde los pies de la Pachamama, nos va a perdonar.
Alumnx-maestra, amigx, hermanx: Para despedirte, hoy Akahatá elige celebrar tu vida. Mañana, y siempre, estaremos vigilando que efectivamente se investigue tu asesinato cobarde y se castigue a lxs culpables, sean quienes sean. Mañana, y siempre, seguiremos en la lucha por el nunca más para los travesticidios y para que muchxs de tus "hermanxs de la calle, de la vida y de la lucha", como decías, pasen la barrera de los 40 años esa que vos casi, casi, alcanzaste.