
El jefe de la iglesia católica es conocido por su prodigalidad discursiva, talento que alimenta su popularidad. En oportunidad de su último viaje a Filipinas, soltó que los católicos no deben reproducirse “como conejos”.
La declaración no sólo indignó a la Asociación Alemana de Criadores de Conejos sino a sectores de la misma iglesia, por lo que rápidamente Francisco recordó que si hay una causa de la que se ocupa la institución es la de la reproducción / procreación (sostenida más que sostenible) y justamente por ello es que se mete en cuanta iniciativa legal se promueva para libertar a los cuerpos de los mandatos reproductivos que la iglesia y sus tropas de la concepción honran, celebran, regulan y monitorean.
Tal como sostiene el diario británico The Guardian “Los comentarios del Papa, son la señal de que él está mostrando cada vez más su inclinación más conservadora, que ha sido ignorada por la opinión pública y oscurecida por una narrativa mediática que ha tendido a resaltar su personaje populista”.
Conejos de la suerte: Francisco se retractó y
con su pedagogía vaticana explicó que lo que quiso decir es que no hace falta reproducirse como conejos para ser buenos católicos, pero que “da consolación y esperanza ver a tantas familias
numerosas que reciben a los hijos como un verdadero don de Dios. Ellos saben que cada hijo es una bendición". Acto seguido elogió a la familias con muchos hijos pero señaló que “el número ideal
de tres por familia es lo que dicen los técnicos que es lo importante para mantener la población”. En esa misma conferencia de prensa volvió a elogiar la encíclica "Humanea Vitae", que prohíbe el
control artificial de la natalidad, y pidió su regulación a través de métodos naturales.
Conejos de Indias: Francisco sostuvo que la causa principal de la pobreza es “un sistema económico que sacó a la persona del centro y puso en su lugar al dios dinero” y no la cantidad de hijos. En este caso los técnicos consultados no han mencionado nada sobre el hecho de que no poder tomar decisiones sobre la reproducción condena a las personas, especialmente a las mujeres, a una paridera que perpetúa el circuito de la pobreza, porque no hay tiempo, cuerpo, ni libertad para desarrollarse.
Conejos de la galera: según el sumo pontífice el sistema económico y el dios dinero son los (novedosísimos) responsables de la pobreza. No sea cosa que se nos ocurra en nuestras mentes afiebradas que tras estos esquemas actanciales se encuentran el poder concentrado de siglos del patriarcado capitalista, del que el vaticano es el centro de atención al cliente y todos nosotros sus (in)fieles colaboradores que aún no hemos logrado demoler los cimientos de quienes continuan abonando políticas antiderechos, pero nos esforzamos para disputarles el espacio y el poder de decidir sobre nuestros cuerpos.
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ADOLFO (miércoles, 04 febrero 2015 21:05)
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